Ruidos y Zumbidos
Poliamor, |
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Desde hace un tiempo tengo mi cabeza atrapada por tres músicas y voy saltando de una a otra sin control. Hay días en los que siento un irrefrenable deseo de escucharlas, similar al que siente un adolescente con su primer amor.
Alguno de esos “amores” está durando ya demasiado para considerarlo un simple “calentón”, como es el caso de Alice Wonder, que lleva ya en mi cabeza varios meses, y de quien tengo la impresión que, por mucho que pase el tiempo, no podré olvidar fácilmente alguno de los momentos (musicales) que me ha dejado, como es el caso de esa enorme interpretación de “Midori” de Rufus T. Firefly o ese “Strategy” incluido en Firekid.
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Saborear “Calme Sauvage” o “The End of the Masquerade” es como probar una tarta deliciosa. La paladeas, la disfrutas. Escuchar The Light In Between, el álbum entero, es como dar un placentero paseo por el campo… Amor…
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Y me duele doblemente porque, por un lado, Alberto Zumbido ya me había avisado de ello hace más de un año y no me queda más remedio que darle la razón; y por otro lado, porque es el tipo de “amor” (musical) que le va a él perfectamente.
Y sin embargo, yo todavía me sorprendo de que ese toque aflamencado (¿puedo llamarlo flamenco trap sin que me asesinéis?), con esa imagen a lo Rihanna y coreografías a lo Beyoncé -ninguna de las cuales han estado nunca en el top de mi escala de valores- hayan conseguido “envenenar” mi cabeza con ese sonido tan peculiar que no puedo quitarme de encima.
Y actualmente solo quiero escuchar esos tres discos, de manera enfermiza. Incluso en ocasiones, en el colmo de la perversión, mientras estoy escuchando uno de los discos, de pronto siento un deseo irrefrenable por escuchar otro de ellas. Y me las imagino haciendo duetos, y tríos, incluso un mash-up de sus temas… Deseos lujuriosos.
Alice Wonder, Chloé Bird, Rosalía… Un malquerer.
Su primer disco con Refree (link) no me terminó de llegar del todo. El discurso era fascinante, pero la imagen no cuadraba. Era un disco antiguo en manos de una fiera. Ahora estamos ante un disco moderno en manos de una fiera que ha crecido dos quintales. Un disco fascinante con mil escuchas. Moderno y tradicional. Y con mensaje brutal que nos sonroja a los hombres.
Cuando un disco puede ser tarareado, cantado y bailado por un padre, una hija (y una abuela me atrevería a decir), ahí hay mucha tela que cortar...
Sinceramente, es el disco del año.
https://www.youtube.com/watch?v=NgHXFTgaVT0
También este artículo del prestigioso crítico musical Fernando Navarro de El País defiende la validez musical del disco y la grandeza de Rosalía por hacerlo posible:
https://elpais.com/cultura/2018/11/11/ruta_norteamericana/1541964281_790670.html
Demasiadas casualidades para ser "una moda".
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Fuimos ondas en @RadioArrebatoFM, hoy píldoras sonoras en este blog y en nuestra cuenta @RuidosyZumbidos .
Dúo, que aspira a colectivo, al que unió la música, y quedó prensado cual vinilo. ¿Qué pinchamos? Es simple,
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